miércoles, 29 de junio de 2011

¿VIVALDI? Sí esta vez, comenzamos a partir de esta bella e inmortal melodía. Un placer y arrebol para nuestra alma. ¡Dísfrútenlo!



LAS CUATRO ESTACIONES

Es invierno, las nubes me apartan del sol en estos días de Junio,
sus destellos son esquivo y su frío me penetra,
¿Será por la tranquila y sosegada posición en que estoy?
La casa está gélida por estos días, el ambiente está tenso,
sólo un pequeño rayo nos sostiene,
afuera siento que está más distante, más remoto y más lejano.

Ansío tu compañía, tu calor, tu dulzor y suavidad de piel,
Primavera de mi vida, nacimiento de flores perfumadas,
colores de calor, ardimiento de pasión, levanta mi corazón,
renace mi esperanza, esconde mi tristeza,
me olvido de mí mismo,
del tiempo, del pasado y del vaivén.

Verano bullicioso, recolector de cosechas, tiempo para ti y lo nuestro,
salir, viajar, beber, llenarnos de sensaciones, contemplar la luz,
el espacio, la lejanía, la calidez vespertina, es manto eterno
deseo guardar y apañar toda la frescura del ambiente para más adelante,
cuando haga falta, los largos días que nos permitan recolectar
y secar las frutas que endulzarán los postres en los banquetes del mañana.

Lentamente llegas tú, señor de velo continuo y viento armonioso,
hojas que van, hojas que vienen, alfombra caduca para mis pasos
me guías por borroso camino, sintiendo el crujido de mi andar
y en cada paso, está desgarrándose mi soledad.
Ya no hay luz, no hay aromas, no hay gotas de agua…
Hay sólo sed, penumbras y añoranzas
Por aquellos tiempos que tú y yo elevamos al firmamento
Y que hoy, me parece fueron sólo,… hojas al viento.

Las grises nubes, el calor estival, las flores y el suave viento
Sólo son recuerdos, en nuestras mentes, son sólo recuerdos…
De un año que pasó, encadenando nuestras vidas
Armando historias, de dulces llegadas y tristes despedidas.



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