martes, 16 de agosto de 2011

En algunos momentos de nuestra vida, sucede que aparece ese ser que nos ilumina, nos da fulgor y nos sentimos que nuestro día a día resplandece. Pero tanta luz, nos hace ciegos y en esa oscuridad, nos da miedo, flaqueamos y preferimos caminar por el espacio que ya conocemos...

RESPLANDOR DESFALLECIENTE
                                       Claudio Ulloa – Erika Badani

Eres una estrella vertiginosa que se acerca a mí,
lanzando vértices de fuego, calor y energía
me inundas, me encegueces, no me dejas ver,
anulando mi pequeño haz de luz blanca.
Todo lo abarcas, todo lo confundes, todo lo acallas,
¿Quieres que todo gire alrededor tuyo?

Sabes que brillas, a veces te apagas,
pero al poco tiempo de nuevo alcanzas el fulgor real.
El poblado sabe de tu luz, la gente la desea, también tu calor y tu vertiginoso devenir
ellos no habían visto antes una estrella semejante, te siguen y creen en ti.

Yo uso de tu luz y siento que soy tu combustible,
pero no es tan así, tú tienes otras inagotables fuentes
que solo el tiempo hará sucumbir en la penumbra
de tan preciada búsqueda de energía emergente.

Hay dos estrellas adicionales en las cercanías de nuestras órbitas, nuevas, crecientes
les cuesta encenderse y crear su propio halo, esperan que su tiempo llegue,
que no sea demasiado tarde, que no se enfermen y se agoten tempranamente,
ellos deben tomar una trayectoria excéntrica para lograr llegar a otros espacios.
Por ahora las fuerzas gravitacionales son fuertes, extremas, 
atrayentes entre nuestros dos polos; el positivo y el negativo,
ambos por ahora, a pesar de mil esfuerzos, son neutros
y esperan salir de ese campo por el bien de ellos y el nuestro.

¿Acaso somos culpables de esto?
Parece que irradiamos mejor hacia afuera
que hacia nuestras cercanías,
será mejor no radiar hacia adentro,
es lo que yo siento.
Me pregunto, ¿Qué será más conveniente?
¿Expulsarlos o hacerlos nuestros?
¿Cuál es la respuesta? ¿Acaso existe?
La buscamos y esperamos señales para ver avances,
es tan difícil cruzar esa puerta de hierro invisible,
el infinito no quieren ver, no lo quieren afrontar,
me alcanza una generación enana con miedos, asustadiza, regalona,
consentida y  drogada de  mundos virtuales, falsos,
del "game over", se acaba, se aprieta una tecla, es fácil recomenzar
y volver unos puntos más atrás y adentrarse nuevamente en la trama.
Para empezar una vez más, el paso reiterativo, monótono y aburrido
De  lo que ya por hecho y repetido tantas veces, a diario,
Termina por hacerse, para nosotros, lo seguro, LO CONOCIDO.

Cuando perdemos la capacidad de apreciar lo que está a nuestro lado, puede ocurrir algo como esto.

NO ME DI CUENTA
                                                                                                                  Erika Badani M.
Si no te hubieras ido,
no me habría dado cuenta que estabas conmigo
Fue necesario marcharte para saber que te amaba
Fui tan necio, estúpido y egoísta
Que no supe construir estando en pareja.
Ahora solo estoy, ni siquiera me tengo a mi mismo
Soy un harapo con culpas y me maldigo
Si te tuve a mi lado y no te vi
¿Es que merezco  siquiera ser tu amigo?
Te fuiste y el camino emprendiste
No estás y tu presencia sigue al acecho
Decidiste marcharte en toda tu esencia
El camino de regreso ya no es tu cuento.
No me queda más que vivir tu ausencia
Si te hubieras quedado, si te hubieras quedado…
Pero tu mirada estaba determinada
Te cansaste de ser el florero de entrada
Con flores marchitando que yo nunca regaba
Me dediqué a perderte a cada segundo
Y callada, un día, como este, me sacaste de tu mundo.
Cuando me preguntan por ti, no sé qué decir
Sonrío, finjo y digo que estoy bien
Por fuera mi imagen dice “ya pasó, fue mejor así”
Y por dentro mi corazón recita: “¡Que seas muy feliz!”

Algunas veces, descubrimos a ese alguien, que de tanto pensarlo, no sabemos si existe o es producto de nuestra imaginación; en ese supuesto nació este poema.

                                 PRISCILA
                                                     Claudio Patricio Ulloa – Erika Badani

Te veo caminar en las mañana hacia la oficina donde trabajas
nos vemos y cruzamos miradas de querer conocernos
así son todas las mañanas  de esta  mi nueva vida.
Te veo por el retrovisor alejarte y entrar en tu día a día.
Un día te llamaré, pero… ¿Qué te diré?, Hola Priscila ¿Cómo estás?
Hola Priscila ¿Quieres ir a tomar un té a las cinco?
Hola Priscila, hola, mi voz repite en silencio.
Me gusta tu nombre, tu postura señorial y tus ojos almendrados,
tu pelo largo azabache, tu cuello fino y tu mirada alegre.
¿Quieres salir? El inicio me incomoda,
quisiera ser directo sin rodeos ni romántico
Pero no llego a sintonizar tus pasos con mis pasos.
Me pregunto… ¿Eres realidad o sólo te invento?

Soy tímido, por eso me gustan las mujeres francas,
las que saben lo que quieren.
No me gustan las tímidas, ni las cohibidas ya sean reales o falsas.
Y tu Priscila, cuéntame… ¿Qué te gusta y no te gusta de los hombres?
¿Qué piensas de mí en particular?
¿Qué buscas, qué deseas? ¿Quieres conocerme?
 y esa mirada tuya con esa cara risueña ¿Qué significa?,
Me desgasta pensar qué cosas se cruzan por tu mente
¿Te imaginé y te di vida, así, tan de repente?
¿Existes para los demás, o sólo en mí te haces viviente?

Escríbeme Priscila, si deseas. Después de eso,
no te molestaré más, sigue viviendo la buena vida.
Se me acaban los adjetivos para valorarte tu personalidad escondida
te llamaré mañana, ahora que un poco más te conozco,
para armar una vida más plena sin dejar cabos sueltos,
ni experiencias perdidas por mi personalidad vergonzosa
Creo que te inventé, como muchas otras cosas, 
Pero… ¿Quién puede privarme de esta sensación esplendorosa
de verte cada mañana y salir contigo en una historia y otra?