lunes, 9 de mayo de 2011

¿Alguna vez han deseado sólo estar con ustedes mismos, que nadie les hable, que todo se detenga? ¿Por qué lo hacemos? Quizás simplemente para ordenarnos un poco... este poema lo escribí por allá por al año 1995.

SILENCIO

SILENCIO es todo lo que te pido
Silencio, para estar conmigo
El arrullo de la calma, envuelva mis latidos.
Por tan sólo un momento. Ven aquí, amigo.

SILENCIO, tranquilidad, paz y esplendor
Si me los das, los recibo
Es fruto de tu amor bendecido.

¡Qué gran riqueza en mi interior crece!
Ven, a mí, SILENCIO
Eterno bullicio ausente.

Cuando llegas a mi lado
Me inventas valiente, poderosa,
Creo imágenes, situaciones…
¡Soy capaz de tantas cosas!

Sólo falta tu presencia
Más cercana, más asidua
SILENCIO, es todo lo que pido
SILENCIO, para estar conmigo.

Este poema nació de alguna etapa o momento, en donde sola en tu habitación, miras tu entorno y te sientes insatisfecha, sientes que buscas algo más que lo que ves alrededor tuyo.

¡ALTO!     

Cuando el tiempo es trabajar, producir, cosechar
Cuando tus días son números, cifras y calcular
Y tu atención es sólo invertir en lo material…
¡Detente, respira y mírate!
¿Eso es todo, no hay nada más?

Si cada vez que se habla para aclarar
La conversación termina, hundiéndose en la oscuridad…
¡Detente, respira y mírate!
¿Eso es  todo, no anhelas nada más?

Satisfecho, henchido; está tu andar
Por caminos asfaltados de realidad
Lo que vale, se mide en pesos
Acaso muy adentro… ¿No piensas eso?

Si tan sólo un minuto, pusiera valor a la lealtad
Si tuvieras tiempo para calcular la amistad
Si invirtieras un poquito en delicadeza y atención…
Cosecharías siempre el más preciado don:
“Aquellos que tuviste, te amaron por dos”