jueves, 25 de agosto de 2011

El mar, fuente inagotable de inspiración, ensoñación, idilios, veranos, romances y aventuras también despierta nuestros sentidos sibaritas al máximo.




SABOREANDO MAR
                                                                                         Claudio Ulloa

Vé pescador a la mar y trae esa corvina y pescada esperada
arma tu espinel y red para atrapar el cardumen esquivo
dale de remadas enfrentando la proa a la marejada
enciende tu farol para atraer al curioso sustento
hoy no hay luna, es día seguro de pesca, la mar te espera.

Anda buzo a recorrer los mares profundos,
en el fondo de arenas encontrarás los bancos de almejas
en la roca te estarán esperando las manchas de piures
en los grandes planchones al norte de un río habrán machas,
las jaibas recogen con sus tenazas fuertes los desechos del mar.
Es la sabiduría del tiempo,
son los cada vez menos secretos que tiene este mar lejano.

Madruga pescador de orilla con tu caña de pescar y carnada
te espera el lenguado juguetón y vivaz. Está agazapado, plano, quieto.
Tira la lienza, la plomada al aire y llega hasta donde el impulso alcance
recoge y enrolla suavemente tu transparente hilo,
deja que tu apetitosa carnada raspe el fondo y espera…
la paciencia es tu virtud, la perseverancia tu poder.
Ten tu dedo en la lienza
lleva las pequeñas señales que viajan a tu cabeza e interpreta
es el momento de tirar fuertemente la caña, el placer de la lucha viene.
Tu presa se sacude, tratando de escapar de la contienda desigual,
tu brazo lo sostiene fuertemente, dale lienza y luego recoge,
el agotamiento es tu arma.

En la orilla espero, en el muelle bullicioso de mercaderes, paisanos y voceadores
que vibran al rumor de olas, motores, viento, aleteos de gaviotas y guajaches
recorro en busca de la oferta más fresca, más abundante
y el ingrediente preciso para armar
este plato perfecto de frutos del mar.

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