MONASTERIO
Claudio Ulloa
Siento un llamado gutural, lejano y monacal,
nos piden acercarnos al monasterio a confesar nuestros pecadillos infantiles,
descargarnos la pesada cruz que llevamos y descansar,
bañarnos en su aguas benditas y ser libre nuevamente.
Beberé de sus aguas enjundiosas, rasposas y frías
brillarán mis ojos y mis mejillas enrojecerán
estaré más chispeante, risueño y alegre
para luego decaer y hacerme más amoroso.
Observaré a los parroquianos, monjes y feligresas
escucharé el murmullo, las risas y los parloteos de mis alrededores
la música me acompasará el ritmo del corazón
y la luz tenue y humo me llevará a otras realidades
¿Quién desea sentir estas experiencias,
compartir un rato luego de semanas planas y achacosas?
¡Vengan, salgamos un momento! demos un respiro a la vida,
alimentemos con otros aire nuestra alma,
que el fluido social retome su derrotero…
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